1. Ambientación
#QuédateEnCasa. Prepara el lugar donde vas a vivir el encuentro, recuerda ubicarte en un espacio donde estés cómodo, tranquilo y dispón tu mente y corazón para dedicarle este momento a Dios, no olvides tener tu Biblia a la mano. Si tienes la oportunidad, puedes desarrollarlo también en familia.
1.1 Oración inicial: Comienza a dirigir la oración mediante una invocación al Espíritu Santo, para lo cual te recomendamos escuchar esta canción: https://www.youtube.com/watch?v=cDP1Ly6K6lM. Posteriormente, agradece y agrega intenciones a la oración, alusivas a quienes sufren a causa del covid-19 para que en Jesús Resucitado encuentren Esperanza, y nosotros, siendo dóciles a Su Palabra podamos manifestar esa Esperanza a todo aquél que lo necesite. Cierra la oración con un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
2. Leamos la palabra y meditemos.
Busca en tu Biblia el evangelio según San Marcos capítulo 4, versículos del 1 al 9 y proclámalo inicialmente en voz alta; luego haz otra lectura mental, enfocando tu atención en cada palabra, personaje y escenario, para interiorizar el texto y comprender mejor su sentido.
A continuación, toma cuatro (4) objetos que tengas cerca (cualquier objeto, usa tu imaginación) y representa con ellos las diferentes etapas de la vida de una semilla en crecimiento, es decir, una semilla, una planta naciente, una planta florecida y una rama seca. Toma un momento para contemplar tu propia representación, posteriormente, reflexiona sobre las siguientes preguntas:
- ¿En qué etapa del camino de esta semilla, que es la Palabra de Dios, siento que está mi vida como discípulo misionero?
- ¿Qué puede hacer que esta semilla termine como una rama seca: cortada, abandonada?
Ahora, con lo mismos objetos que utilizaste anteriormente, vas a simbolizar los diferentes terrenos mencionados en la Parábola, estos son: junto al camino, terreno pedregoso, entre espinos y por último, tierra fértil. Analiza cada terreno y a partir de ello responde las siguientes preguntas:
- ¿Qué terreno considero que soy actualmente para la Palabra de Dios? ¿Me he identificado con algún otro terreno?
- ¿Cómo puedo ayudar a través de mi Comunidad Juvenil y el servicio que prestamos a través ella, a acoger la semilla, hacerla florecer y fructificar en tierra fértil?
Jesús se presenta con frecuencia en los Evangelios como el Sembrador de la Palabra. La Semilla de la Palabra que deposita en el corazón de cada hombre y de cada mujer, debe ser acogida para que dé frutos en abundancia. La comunidad juvenil es la tierra fértil donde crece el don de la Palabra.
3. El Papa Francisco nos enseña.
“Este Evangelio nos presenta a Jesús predicando a orillas del lago de Galilea, y dado que lo rodeaba una gran multitud, subió a una barca, se alejó un poco de la orilla y predicaba desde allí. Cuando habla al pueblo, Jesús usa muchas parábolas: un lenguaje comprensible a todos, con imágenes tomadas de la naturaleza y de las situaciones de la vida cotidiana.
(…)
En este caso, Jesús no se limitó a presentar la parábola, también la explicó a sus discípulos. La semilla que cayó en el camino indica a quienes escuchan el anuncio del reino de Dios pero no lo acogen; así llega el Maligno y se lo lleva. El Maligno, en efecto, no quiere que la semilla del Evangelio germine en el corazón de los hombres. Esta es la primera comparación. La segunda es la de la semilla que cayó sobre las piedras: ella representa a las personas que escuchan la Palabra de Dios y la acogen inmediatamente, pero con superficialidad, porque no tienen raíces y son inconstantes; y cuando llegan las dificultades y las tribulaciones, estas personas se desaniman enseguida. El tercer caso es el de la semilla que cayó entre las zarzas: Jesús explica que se refiere a las personas que escuchan la Palabra pero, a causa de las preocupaciones mundanas y de la seducción de la riqueza, se ahoga. Por último, la semilla que cayó en terreno fértil representa a quienes escuchan la Palabra, la acogen, la custodian y la comprenden, y la semilla da fruto. El modelo perfecto de esta tierra buena es la Virgen María.
Esta parábola habla hoy a cada uno de nosotros, como hablaba a quienes escuchaban a Jesús hace dos mil años. Nos recuerda que nosotros somos el terreno donde el Señor arroja incansablemente la semilla de su Palabra y de su amor. ¿Con qué disposición la acogemos? Y podemos plantearnos la pregunta: ¿cómo es nuestro corazón? ¿A qué terreno se parece: a un camino, a un pedregal, a una zarza? Depende de nosotros convertirnos en terreno bueno sin espinas ni piedras, pero trabajado y cultivado con cuidado, a fin de que pueda dar buenos frutos para nosotros y para nuestros hermanos.
Y nos hará bien no olvidar que también nosotros somos sembradores. Dios siembra semilla buena, y también aquí podemos plantearnos la pregunta: ¿qué tipo de semilla sale de nuestro corazón y de nuestra boca? Nuestras palabras pueden hacer mucho bien y también mucho mal; pueden curar y pueden herir; pueden alentar y pueden deprimir. Recordadlo: lo que cuenta no es lo que entra, sino lo que sale de la boca y del corazón. Que la Virgen nos enseñe, con su ejemplo, a acoger la Palabra, custodiarla y hacerla fructificar en nosotros y en los demás.”
– ÁNGELUS, Plaza de San Pedro. Domingo 13 de julio de 2014.
4. Oración final.
Mientras reproduces la siguiente canción: https://www.youtube.com/watch?v=aCvvPx6acvw, eleva a Dios la oración que suscite tu corazón, a partir de la Palabra contemplada durante este encuentro.
5. Compromisos.
5.1 Privado: encomienda en tus oraciones a ese ser querido (familiar, amigo, etc) que en la actualidad no está siendo tierra fértil para la Palabra de Dios.
5.2 #RetoSemanalPJ: comparte en tus redes sociales una foto de los objetos que utilizaste para representar las etapas de la semilla y los distintos terrenos. No olvides etiquetar a @pjcartagena.