1. Ambientación
Busca un espacio donde estés cómodo, tranquilo y dispón tu mente y corazón para vivir este encuentro con Dios y con tu comunidad Juvenil.
Para la acogida del encuentro. El líder deberá disponer un espacio con una imagen de la virgen maría, seguido a esto mientras cada uno de los miembros de la comunidad entra a la reunión, deberá colocar a los pies de la virgen un papelito en el que responda la siguiente pregunta: ¿Quién es maría para mí? Esto será completamente anónimo.
Después de que todos los miembros dejen su papelito a los pies de la virgen se da inicio a la reunión
Para esto necesitaremos que se dividan en grupos los miembros de la comunidad (para esta división se debe tener en cuenta trabajar con personas que no conozcamos) después de divididos los grupos, se les pedirá nombrar a un líder por equipo; este deberá en una hoja escribir todas las letras del ABECEDARIO, cuando todos los líderes de equipo tengan su hoja escrita con el abecedario, el animador de la reunión les pedirá que en equipo intenten llenar en cada letra del abecedario 1 característica de María. Ejemplo letra A: Amor, B: Bondad, C: Carisma, etc..
Los equipos solo tendrán un tiempo de 5 min que deberá ser cronometrado por el animador de la actividad, ganará el equipo que logre completar más letras en el abecedario.
1.1 Oración inicial: Para iniciar nuestro invocamos a la Santísima Trinidad, dando gracias a Dios por tu vida, por tu familia, por la comunidad juvenil y por la oportunidad de reunirnos una vez más. Cierra la oración con un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
2. Leamos la palabra y meditemos.
Busca tu Biblia y lee Marcos 3,31-35. Luego, realiza una reflexión mental acerca del texto, guiado por las siguientes preguntas y hacer un compartir de palabra con los hermanos de la comunidad.
- ¿Cuál es el grupo que tiene derecho familiar sobre Jesús?
- ¿La familia que permanece afuera o el círculo de los nuevos familiares que está adentro reunido en torno al Maestro?
- ¿Qué enseñanza da Jesús sobre María en este encuentro?
3. El papa Francisco nos enseña.
«Por estas razones, si bien la Iglesia respeta la autonomía de la política, no relega su propia misión al ámbito de lo privado. Al contrario, no “puede ni debe quedarse al margen” en la construcción de un mundo mejor ni dejar de “despertar las fuerzas espirituales” que fecunden toda la vida en sociedad.
Es verdad que los ministros religiosos no deben hacer política partidaria, propia de los laicos, pero ni siquiera ellos pueden renunciar a la dimensión política de la existencia que implica una constante atención al bien común y la preocupación por el desarrollo humano integral.
La Iglesia “tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación» sino que procura «la promoción del hombre y la fraternidad universal”. No pretende disputar poderes terrenos, sino ofrecerse como “un hogar entre los hogares —esto es la Iglesia—, abierto […] para testimoniar al mundo actual la fe, la esperanza y el amor al Señor y a aquellos que Él ama con predilección. Una casa de puertas abiertas. La Iglesia es una casa con las puertas abiertas, porque es madre”. Y como María, la Madre de Jesús, “queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad […] para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación”».
Papa Francisco, Fratelli tutti, n. 276.
3. Compromisos.
3.1. Personal: buscar en internet diferentes advocaciones de la virgen maría y escoger una con la que nos sintamos identificados, leer sobre su historia, día de conmemoración y oración
3.2. Comunitario: realizar un rosario en comunidad
4. Oración final
“Padre bueno y misericordioso, concédenos anunciar a Jesús, con alegría y con el poder del Espíritu Santo, y enséñanos a vivir como Discípulos Misioneros, en comunión de comunidades, en la Arquidiócesis de Cartagena, para que, comprometidos en un mundo más justo, el centro de nuestra mirada y de nuestro corazón sean los pobres. Por Jesucristo Nuestro Señor”. Amén.