1. 1. Oración inicial: Para iniciar nuestro invocamos a la Santísima Trinidad, dando gracias a Dios por tu vida, por tu familia, por la comunidad juvenil y por la oportunidad de reunirnos una vez más. Cierra la oración con un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.

1. 2. Ambientación: Como dinámica inicial los jóvenes tendrán que realizar una “tarjeta de presentación de servidor” para lo que será necesario que busquen donde y con qué dibujar/escribir. La actividad es libre y al finalizar los chicos compartirán sus tarjetas y como las organizaron. Como sugerencia, proponemos que para realizar la tarjeta tengan en cuenta los siguientes datos:

EJEMPLO DE TARJETA
  • Nombre completo
  • Un dibujo de sí mismos
  • Parroquia a la que pertenecen
  • Servicio favorito, que hayan prestado o que quieran prestar.
  • Algo que les guste (no eclesial), ejemplo el helado, el deporte, la música, etc.
  • Cualidad destacada, especialmente la que reconocen los demás de ti
  • Motivación, es decir, que te inspira a servir
  • Logro más importante o del que te sientas más orgulloso en el servicio (eclesial o no eclesial)

2. Leamos la palabra y meditemos.

Busca tu Biblia y lee Marcos 4, 21-25. Luegorealiza una reflexión mental acerca del texto, guiado por las siguientes preguntas y hacer un compartir de palabra con los hermanos de la comunidad.

  • Preguntas para responder de forma comunitaria:
  1. ¿Cuál es el objetivo de encender una lámpara en un cuarto?
  2. ¿Qué quiere decir el evangelio Nada hay oculto que no se descubra, nada encubierto que no se divulgue?
  3. ¿Qué quiere decir Jesús en esta Parábola cuando dice al que no tiene se le quitará aun lo que tiene?
  • Preguntas de forma reflexiva a nivel personal:
  1. ¿Dónde se encuentra mi luz? ¿debajo de la cama o en la iglesia?
  2. ¿Qué deseamos que suceda cuando Dios evalúe nuestra vida?
  3. ¿Cuál es la medida que Dios usa conmigo?

3. Enseñanza principal del encuentro.

Jesús les regala a los discípulos el Reino de Dios para que su vida tenga una identidad propia. Los valores del Reino están llamados a impactar la vida de las personas que nos rodean.

La Palabra de Dios se convierte en luz para el actuar del hombre. Por tal motivo finalmente los predicadores y portadores del Reino de Dios son también llamados «luz» de los hombres y del mundo. Entonces se puede decir que la Parábola de la lámpara contiene una doble enseñanza. Por una parte, enseña que la doctrina de Cristo es luz para todo el mundo y por eso debe ser predicada. Y por otra, muestra que el Reino que Cristo anuncia tiene tal fuerza que penetra en los corazones de sus discípulos.

El «oír la Palabra» debe unirse al «ver las obras» de Jesús e imitarlas en la propia vida, es decir, «dar fruto». Así como Jesús, el sembrador que siembra con sus obras y palabras, así lo hace también el discípulo cuando sigue fielmente al Maestro. Es luz en el candelero. Por esta razón, Jesús les regala a los discípulos el Reino de Dios para que su vida tenga una identidad propia, ser Luz para iluminar cada rincón de las dimensiones del ser humano y de la sociedad.

4. Enseñanza del Papa Francisco.

« […] A todo ello se opone el mensaje de Jesús, que nos invita a reconocernos necesitados de Dios y de su gracia; a mantener una actitud equilibrada frente a los bienes terrenos; a ser acogedores y humildes con todos; a conocernos y realizarnos a nosotros mismos mediante el encuentro y el servicio a los demás. Para cada uno de nosotros, el tiempo durante el que podemos acoger la redención es breve: es la duración de nuestra vida en este mundo. Es breve. Quizá parezca larga… Yo recuerdo que una vez fui a impartir los Sacramentos, la Unción de los enfermos, a un anciano muy bueno, muy bueno y él en ese momento, antes de recibir la Eucaristía y la Unción de los Enfermos, me dijo esta frase: “La vida se me ha pasado volando”; como diciendo: yo creía que era eterna, pero… “la vida se me ha pasado volando”. Así sentimos nosotros, los ancianos, la vida que se fue. Se va. Y la vida es un don del infinito amor de Dios, pero es también el tiempo de verificación de nuestro amor por Él. Por eso, cada momento, cada instante de nuestra existencia es un tiempo precioso para amar a Dios y para amar al prójimo, y así entrar en la vida eterna.

La historia de nuestra vida tiene dos ritmos: uno, medible, hecho de horas, días, años; el otro, compuesto por las estaciones de nuestro desarrollo: nacimiento, infancia, adolescencia, madurez, vejez, muerte. Cada tiempo, cada fase, tiene un valor proprio y puede ser momento privilegiado de encuentro con el Señor. La fe nos ayuda a descubrir el significado espiritual de estos tiempos: cada uno de ellos contiene una llamada especial del Señor, a la que podemos dar una respuesta positiva o negativa. En el Evangelio vemos como respondieron Simón, Andrés, Santiago y Juan: eran hombres maduros, tenían su trabajo de pescadores, tenían la vida en familia… Y, sin embargo, cuando Jesús pasó y los llamó, «enseguida dejaron las redes y lo siguieron» (Marcos 1,18).

Queridos hermanos y hermanas, estemos atentos y no dejemos pasar a Jesús sin recibirlo. San Agustín decía: “Tengo miedo de Dios cuando pasa”. ¿Miedo de qué? De no reconocerlo, de no verlo de no acogerlo.

Que la Virgen María nos ayude a vivir cada día, cada momento, como tiempo de salvación en el que el Señor pasa y nos llama a seguirlo, cada uno según su propia vida. Y nos ayude a convertirnos de la mentalidad del mundo, esa de las fantasías del mundo que son fuegos artificiales, a la del amor y del servicio».

-Papa Francisco, Ángelus, 24 enero 2021.

5. Para comprender mejor la enseñanza: Los participantes deben realizar un dibujo en una hoja de papel e identificar que lugares deben llevar la luz del maestro, si es en sus hogares, universidad, comunidad juvenil, etc. Pueden aprovechar la dinámica inicial para reconocer donde se necesitan y deben ser llevadas las tarjetas de servidores previamente realizadas.

6. Compromisos.

6.1. Personal: Una vez identificado esos lugares y plasmado en la hoja de papel, deben hacer realidad la misión extendiendo la luz del resucitado.

6.2. Comunitario: Seguir extendiendo la invitación para que muchos jóvenes se vinculen a la comunidad juvenil.


7. Oración final

Cuando las tinieblas del cansancio y la desesperanza nos apremian, Señor, clamamos a tu misericordia, para que tu amor ilumine nuestras vidas. Amén.

Recomendamos usar esta canción para acompañar el momento de la oración.

En mi vida hay una luz, Cover – Yuli y Josh: