En este día se conmemora un acontecimiento histórico y muy especial: la Institución de la Santa Eucaristía y el Mandamiento del Amor. Jesús quiso quedarse con cada uno de nosotros, siendo tan grande se hace pequeño para que todos podamos acercarnos y alimentarnos de él; conociendo nuestras necesidades se parte y se comparte, en un acto de amor que nos hace vivir en el amor.
Estamos invitados a compartir con nuestros seres queridos ese amor que Dios nos da, especialmente en este tiempo tan complejo. El Señor nos hace un llamado a vivirlo y a descubrirlo, porque ese Dios que vivió circunstancias tan difíciles, no permitió que estas fueran impedimento para amarnos y entregarse al extremo, sin reservas.
Compartir la cena es también un signo de amor, porque cuando uno ama se dona, comparte su tiempo, sale de sí para ir al encuentro del otro. Es preciso recordar que la cena por excelencia a la que estamos invitados todos a participar es la Santa Misa, donde es Jesús mismo que se entrega para cada uno de los que atienden su llamado. Es en la misa donde comprendemos que Jesús se quedó como alimento para nuestras vidas, sobre todo para aquellos que han perdido el rumbo o se sienten desamparados.
Jesús hoy nos invita a acercarnos a él sin temor, con mucha confianza para poder abrir nuestro corazón y dejar que él entre a alimentar nuestro espíritu. Hoy es un día para compartir en familia, desde nuestros hogares, haciendo memoria de lo que hizo Jesús con sus apóstoles, que eran su familia. Estamos llamados hoy también a orar por nuestros sacerdotes para que el Señor los fortalezca en sus debilidades y les permita ser a ejemplo de Jesús buenos servidores de los dones que el Señor les ha encargado, sobre todo de saber administrar con mucha delicadeza y dedicación el sacramento de la Eucaristía.