1. Ambientación
Vamos a traer a nuestro encuentro el recuerdo de nuestra familia, aquella con la que compartimos la sangre, además de papel y lápiz. Una vez los jóvenes estén listos procedemos con la oración inicial y pasamos a la actividad.
1.1 Oración inicial: El animador realiza la invocación al Santo Espíritu, se hará una oración conjunta, donde cada joven aporte su intención especial por las familias de sangre y espirituales de todos los reunidos, para continuar en misión, llenos de ánimo y valentía, asumiendo cada labor que el Señor nos encomiende con alegría, esperanza y confiando en el amor de Dios que nos sostiene, impulsa y fortalece siempre.
1.2 Actividad: Una vez acabada la oración procedemos al primer momento con los recuerdos. En los papeles escribimos los nombres de nuestros familiares más cercanos y los colocamos junto a la Palabra de Dios. Nos preguntamos: ¿Cómo es nuestra relación con nuestros familiares? ¿Nuestros familiares siguen al Señor? ¿Qué dificultades encontramos con nuestros familiares para que conozcan al Señor y se fascinen en el discipulado? ¿Me da miedo o vergüenza proponerles a Dios, o por el contrario, ya me cansé y tiré la toalla? Compartimos los sentimientos que genera en nosotros este ejercicio.
2. Leamos la palabra y meditemos.
Mc 3,13-19: 20: “Jesús entró en casa, y se reunió con un inmenso gentío que no podían ni comer. Sus familiares, que lo oyeron, salieron a sujetarlo, pues decían que estaba fuera de sí.”
Palabra del Señor.
Dialoguemos sobre la Palabra de Dios:
- ¿A qué lugar entra Jesús?
- ¿Qué busca el gentío que busca a Jesús?
- ¿Por qué entran los familiares de Jesús a la casa donde se encuentran y qué buscan?
- ¿En qué te ayuda y en qué te obstaculiza tu “familia de sangre”, para “volver a Jesús”?
- ¿Te has sentido acobardado alguna vez por tu “familia de sangre”, para cambiar su vida y seguir a Jesús?
3. Enseñanza principal del Encuentro.
Enseñanza principal: Toda familia tiene una casa y en la casa se comparte la vida. Jesús entra en casa; el proyecto de Jesús desborda las expectativas de la familia de sangre.
Con la expresión “sus familiares” el Evangelista Marcos, en este pasaje, muestra quiénes son los que componen este grupo: su madre y sus hermanos. La madre, nombrada en el lugar que correspondería a la cabeza de familia, abre la comisión como persona autorizada para cumplir el cometido de agarrar al hijo. Pero no va sola, sino acompañada por los hermanos. La familia sale a buscar a Jesús porque ha escuchado rumores sobre él que le llevan a pensar que ha perdido el juicio. Esto afecta el honor de la familia e intentan reincorporarlo en su grupo, incluso utilizando la violencia. Sus parientes no creen en su envío, es más, consideran que no está en uso de sus facultades y lo declaran anormal. Pensándolo bien nada de lo que hace Jesús está en la esfera de lo normal dentro del judaísmo de aquella época: llama a Dios Padre, hace milagros, la gente lo persigue, no se ha casado, se enfrenta a las autoridades religiosas, etc. Todo esto posiblemente tiene relación con las provocaciones a las tradiciones de Israel, pero también con la constitución del grupo de los Doce, que parece una provocación a la obligación de fundar su propia familia para dar continuidad a la suya de origen.
Con esta escena comienzan a intervenir los grupos de adversarios, que no pueden aceptar a Jesús. Los parientes, como otros grupos que vimos anteriormente, no pueden entrar en la casa a causa de la multitud. Tanto Jesús como los suyos saben bien qué hacen porque toda familia tiene una casa y en la casa se comparte la vida como lo hace el Maestro con los suyos, los discípulos. Jesús entra en casa; pero su proyecto desborda las expectativas de la familia. Por eso se lo quieren llevar porque no comprenden la misión del Maestro. El Señor para volverse cercano y presente, atravesó todas las barreras culturales e históricas y lo que vemos en este pasaje de Marcos es la superación de toda tradición pre-concebida para abrir así paso a lo nuevo. De haberse llevado a cabo esta intervención por parte de su familia de sangre, se habría frustrado el plan que el Padre realiza por medio del Hijo. Más adelante Jesús dejara ver su intención y el plan será conocido por los suyos.
4. El papa Francisco nos enseña.
«La propuesta es la de hacerse presentes ante el que necesita ayuda, sin importar si es parte del propio círculo de pertenencia. En este caso, el samaritano fue quien se hizo prójimo del judío herido. Para volverse cercano y presente, atravesó todas las barreras culturales e históricas. La conclusión de Jesús es un pedido: “Tienes que ir y hacer lo mismo” (Lc 10,37). Es decir, nos interpela a dejar de lado toda diferencia y, ante el sufrimiento, volvernos cercanos a cualquiera. Entonces, ya no digo que tengo “prójimos” a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un prójimo de los otros».
-Papa
Francisco, Fratelli tutti, No. 81.
3. Compromisos.
3.1. Personal:
Identifica a las personas de tu hogar, con las que sueles pasar menos tiempo y trata de compartir con ella el rezo del Santo Rosario, de no ser posible, hazlo por tu cuenta pero el tiempo que inviertas rezándolo también lo debes compartir con ellos.
3.2. #RetoPj: Comparte en tus redes sociales la foto que más te gusta de tu familia. No te olvides de etiquetar a la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Cartagena
4. Oración final
A ti señor, me dirijo con todo lo que soy, lo que vivo y lo que traigo para ti, desde mi confianza hasta el amor que tengo por ti; Señor, por tu hijo Jesús estamos hoy aquí, en búsqueda de tu amor y la felicidad, sé que con todo tu espíritu nos amas, nos animas, nos alientas y nos enseñas a caminar por el camino del bien.
Señor, haz que todos reconozcamos tu camino y sigamos cada uno de tus pasos, haznos personas buenas, honradas y llenas de amor por dar a cada uno de nuestros hermanos, a cada familia, a cada niño de la calle, a cada joven que vive un momento difícil, haznos personas a tu imagen y semejanza;
Por Jesucristo, nuestro señor,
Amén.